sábado, 28 de junio de 2008

Fear & Loathing in Las Vegas


»We were somewhere around Barstow on the edge of the desert when the drugs began to take hold. I remember saying something like "I feel a bit lightheaded; maybe you should drive...." And suddenly there was a terrible roar all around us and the sky was full of what looked like huge bats, all swooping and screeching and diving around the car, which was going about a hundred miles an hour with the top down to Las Vegas. And a voice was screaming: "Holy Jesus! What are these goddamn animals?.»What? No. We can't stop here. This is bat country."

Era casi mediodía, y aún teníamos que recorrer más de ciento sesenta kilómetro. Sería duro. Sabía que muy pronto estaríamos los dos volados del todo. Pero no había marcha atrás ni tiempo para descansar. Tendríamos que seguir. La inscripción de prensa para el fabulosos Mint 400 estaba ya en marcha, y teníamos que llegar allí a las cuatro para reclamar nuestra suite insonorizada. Una famosa revista deportiva de Nueva York se había cuidado de las reservas, y también de aquel inmenso Chevrolet descapotable rojo que acabábamos de alquilar en un sitio de Sunset Strip... y, en fin, yo era realmente un periodista profesional; así que tenía la obligación de hacer el reportaje, fuese como fuese.Los de la revista deportiva me habían dado también trescientos dólares en metálico, la casi totalidad de los cuales estaba ya gastada en drogas experimentales peligrosas. El maletero del coche parecía un laboratoría móvil de la sección de narcóticos de la policia. Teníamos dos bolsas de hierba, setenta y cinco pastillas de mescalina, cinco hojas de ácido de gran potencia, un salero medio lleno de cocaína, y toda una galaxia de pastillas multicolores para subir, para bajar, para chillar, para reír... y, además, un cuarto de tequila, un cuarto de ron, una caja de cervezas, una pinta de éter puro y dos docenas de amyls (nitrato amílico).Habíamos recogido todo esto la noche antes en un frenético recorrido a toda pastilla por el condado de Los Ángeles: de Topanga a Watts agarramos todo lo que se nos puso a mano. No es que necesitásemos todo aquello para el viaje, pero en cuanto te metes a hacer una recolección de drogas, tiendes a reunir las más posibles.A mi lo único que realmente me fastidiaba era el éter. No hay cosa en el mundo más desvalida, irresponsable y depravada que un hombre sumido en las profundidades de un colocón de éter. Y sabía muy bien que empezaríamos muy pronto con aquella mierda podrida. Probablemente en la siguiente gasolinera. Habíamos probado casi todo lo demás. Y ahora... sí, era el momento para un buen pelotazo de éter. Y luego a hacer los 150 kilómetros siguientes en un horrible y balbuciente estado de estupor espasmódico. La única forma de mantenerse alerta con éter es añadirle muchos amyls... no todos a la vez, pero sí con cierta constancia, justo para mantener el foco a ciento cuarenta kilómetros por hora cruzando Barstow.- Amigo, esto es viajar –dijo mi abogado”.

1 comentario:

7th tejuino/ dijo...

wow¡¡¡¡¡¡la pelicula es impresionante pero parece que el libro esta mejor me lo voy a comprar?